Desafortunadamente, la relativa estabilidad económica que el país experimentó durante la década de 1950, llegó a su fin. Para 1960, ya no se contaba con fondos para continuar con la construcción de la Ciudad Universitaria, por lo que no se pudo realizar el proyecto original.

Por eso, a los edificios construidos o iniciados en la década de 1950, caracterizados por sus grandes dimensiones y una elegante arquitectura moderna, les siguieron otros más pequeños y modestos, ajustados a condiciones económicas más difíciles. Por ejemplo, en la actual “Plaza 24 de abril” y en el edificio de la Facultad de Ciencias Sociales, se iba a ubicar la torre de la Rectoría y la biblioteca central.