Cultivo de hongos
Por Julieta Carranza Velázquez,
bióloga,especialista en micología,
profesora jubilada de la Universidad de Costa Rica
Correo: carranza.julieta@gmail.com
Los primeros cultivos de hongos comestibles se iniciaron en China, alrededor del año 600 e.c. Muchos años después esta práctica pasó a Europa y fue en Francia -en el siglo XVII- donde por primera vez se cultivó el champiñón.
Más adelante, otros países europeos y Rusia se dedicaron al cultivo de estos hongos y -a principios del siglo XX- ya se producían cultivos puros en Estados Unidos.
En la actualidad, la fungicultura (cultivo de hongos) se practica en más de 70 países (por ejemplo, en México y en ciertos países centroamericanos y suramericanos) y algunos se cultivan en gran escala.
Cada vez más personas están conscientes de los beneficios que tienen para su salud por su alto valor nutricional, pues poseen proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales, los cuales son necesarios para una dieta balanceada. Además, representan una alternativa alimenticia para vegetarianos y veganos.
El hongo comercial más común es el champiñón (Agaricus bisporus), pero también se cultivan el shiitake, el ostra, el enokitake, el portobello y otros más. La mayoría de estos se cultivan primordialmente en Asia. China es el principal productor de hongos comestibles cultivados; sin embargo, en los últimos años, otros países han introducido el cultivo de algunos de estos.
El cultivo de hongos involucra tres procesos:
1. La producción de la semilla o inóculo del hongo (en granos), el cual se agrega al sustrato seleccionado y previamente esterilizado (estiércol, paja, restos de madera u otros desechos de plantas);
2. La producción del hongo (en bolsas o cajas) en un lugar adecuado;
3. El manejo poscosecha (empaque de los hongos frescos o su enlatado).
Durante estos procesos, se requieren temperaturas y humedades adecuadas, así como aire y luz, para el óptimo desarrollo del hongo.
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