Ventana "U"

Protestas estudiantiles en 1971: el fuego que no se extinguió

Lic. Carlos Garita Víquez
Asistente del Museo UCR
Historiador, docente y administrador de la Educación no formal

El Semanario Universidad mostró la represión a las manifestaciones en solidaridad por la huelga bananera. Semanario Universidad, 7 de junio, 1971.

En abril de 1970, Costa Rica fue testigo de una de las mayores protestas estudiantiles que hasta ese momento habían tenido lugar en el país. Estos hechos quedaron grabados en la memoria de miles de personas; no obstante, poco se conoce de las protestas que tuvieron lugar un año después. En este artículo, se abordan estas manifestaciones con el propósito de comprender cómo el movimiento estudiantil no se detuvo una vez que el contrato de ALCOA fue desestimado.

La lucha contra ALCOA: una generación a las calles

El mes de abril de 1970 resultó ser inolvidable para la ciudad de San José; gases lacrimógenos rodearon la Asamblea Legislativa, mientras que cientos de personas estudiantes eran detenidas por protestar en contra de una ley que causaría un daño ambiental inimaginable. Sin embargo, ¿cómo se llegó a este punto? En 1964, la empresa Alumiun Company of America firmó un primer contrato administrativo con el fin de explorar la extracción de bauxita en San Isidro del General. Seis años mas tarde, esta empresa se propuso celebrar un contrato ley con la administración de José Joaquín Trejos Fernández (1966-1970), la cual le daría los derechos de extracción de este mineral.

Esta medida fue impopular desde un inicio; sin embargo, importantes figuras políticas le brindaron su apoyo. Inclusive, dentro del proceso de negociación, se buscó asignar partes de las ganancias de esta actividad a la Universidad de Costa Rica (UCR) con el propósito de fomentar la formación del personal necesario para llevar a cabo la actividad minera.

El 24 de abril de 1970 significó un punto de inflexión, pues ese día el contrato ley recibió su tercera votación afirmativa en el Congreso, lo cual desató el repudio de diferentes actores sociales, como estudiantes colegiales y universitarios, docentes, personas empleadas públicas, entre otros. Este amplio grupo había protestado desde hacía días; no obstante, partir de ese momento, fue cuando su enojo llegó al mayor nivel. La represión policial no se hizo esperar, aunque esta fue en vano, pues pronto el gobierno de turno desestimó el proyecto minero.

1971: la lucha no se detuvo

Aunque las manifestaciones cesaron en contra del acuerdo con ALCOA, la llama de la protesta social no se extinguió. Una manifestación se dio en solidaridad con las personas trabajadoras de la compañía bananera.

Este no era un tema cualquiera, pues desde finales del siglo XIX la United Fruit Company se había caracterizado por mantener en malas condiciones laborales a sus personas trabajadoras. Inclusive, durante 1934, ya había tenido lugar una de las más significativas huelgas en territorio nacional contra dicha empresa.

Es necesario señalar cómo existía un denominador común entre las protestas contra ALCOA y las que se dieron un año después; se trataba de la oposición a empresas extranjeras que solo buscaban aprovechar los recursos naturales del país sin dejar mayores ganancias. Por eso, no es de extrañarse que las personas estudiantes participaran en las protestas del 1° de junio de 1971, para mostrar su descontento contra la United Fruit Company.

Una marcha que terminó en represión

La manifestación que tuvo lugar aquel día empezó en un tono pacífico. Eran las once y quince de la mañana cuando la columna de manifestantes salió de la Ciudad Universitaria y se enrumbó hacia el centro de San José, en concreto hacia el Parque Central. Sin embargo, al ser la una y treinta minutos de la tarde, los ánimos empezaron a caldearse frente a la presencia de un numeroso grupo de oficiales de policía.

Algunas de las personas estudiantes realizaron daños a los edificios de la compañía bananera, lo cual fue el detonante para que las fuerzas de seguridad iniciaran el uso masivo de gases lacrimógenos. Los medios de comunicación informaron que más de seiscientas personas necesitaron atención por parte de la Cruz Roja, a raíz de las acciones policiales.

Inclusive, en la sección editorial del Semanario Universidad, se expresó la molestia por la forma en que actuó la policía, pues bastaba con que una persona portara una cámara fotográfica para ser arrestada. Esta situación mostró cómo la administración de José Figueres Ferrer (1970-1974) no estaba dispuesta a permitir protestas similares a las que había suscitado el acuerdo con ALCOA, es decir, estaba en la total disposición de oprimir cualquier levantamiento con la fuerza física.

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