Ventana "U"

Un nuevo despertar: ser estudiante en los primeros años de la Universidad de Costa Rica

Carlos Garita
Bachiller en la Enseñanza de los Estudios Sociales
Estudiante de Historia y de Administración de la Educación No Formal
Asistente del Museo de la Universidad de Costa Rica

Imagen 1: Inauguración de la Universidad de Costa Rica, 1940. Fuente: Aurol.
Imagen 2: Estudiantes hacen fila en las instalaciones de la Universidad de Costa Rica, década de 1940. Fuente: Aurol.

Le invitamos a viajar a la década de 1940 para acercarse a las vivencias de las primeras personas estudiantes de la Universidad de Costa Rica (UCR). Los retos y vicisitudes que el estudiantado enfrentó permiten recordar la importancia de un sistema educativo abierto y equitativo, dispuesto a responder a las necesidades de la sociedad que lo alberga.

La escogencia de esta generación no es casual, pues el contexto que la envolvió logró ejercer influencia en las décadas siguientes. Quienes estudiaron en este periodo tuvieron que enfrentar las transformaciones de la Costa Rica de la posguerra, lo cual ha repercutido de forma directa en la sociedad actual.

La educación universitaria en Costa Rica, antes de 1940

Los retos y dificultades son aspectos que acompañan a cada generación de personas. Sin embargo, la envergadura de estas vicisitudes suele cambiar con el tiempo, según las condiciones a las que está expuesta cada sociedad.

Para quienes aspiraban a una formación profesional antes de 1940, el panorama no era optimista. Los colegios y liceos era muy pocos y se concentraban en los principales centros de población, lo cual hacía que muchas personas no pudiesen avanzar más allá de la educación primaria.

Igualmente, las opciones de carreras universitarias a escoger eran limitadas, pues el país contaba únicamente con algunas escuelas profesionales dispersas, gestionadas muchas veces por los colegios profesionales de cada especialidad. De esta manera, las alternativas se reducían a la abogacía, farmacia, docencia, artes plásticas, agronomía y odontología.

A su vez, las condiciones sociales eran especialmente difíciles, porque los efectos de la crisis económica de 1929-1930 cubrieron buena parte de la década de 1930. Esto implicó que un importante grupo de personas tuvieran problemas para cubrir sus necesidades básicas y, por ende, se les hacía casi imposible avanzar en sus estudios.

De esta manera, aunque la necesidad de tener una universidad organizada crecía, seguían siendo muy pocas las personas que podían acceder a este nivel educativo. Tendrían que pasar varias décadas antes de que las personas con recursos económicos limitados pudiesen acceder en un mayor número a una formación profesional.

De la escuela profesional a la Universidad

La creación de la UCR en 1940, ampliamente celebrada con actos públicos y desfiles de estudiantes, evidenció la importancia que el gobierno de Rafael Ángel Calderón Guardia quiso otorgarle a la nueva instituciónl. No obstante, la apertura de esta casa de estudios trajo consigo una serie de retos de grandes dimensiones.

Por ejemplo, con el cobro de la matrícula, cada una de las antiguas escuelas profesionales tenía diferentes escalas para cobrar este rubro. Resulta curiosa la decisión que tomaron las autoridades de la recién nacida universidad al establecier un sistema de cobro diferenciado, el cual dependía de la carrera que se quisiese cursar. Así, carreras como Ingeniería o Farmacia requerían el desembolso de hasta 200 colones anuales, mientras que Bellas Artes o Agronomía era solo de 30 colones por año.

Lo anterior podía significar una nueva limitación para las personas que disponían de pocos recursos económicos, pues los gastos de matrícula resultaban un peso importante en momentos en que las becas eran casi inexistentes. Como respuesta a esta carencia, existían pocas alternativas, como la posibilidad de estudiar y trabajar simultáneamente.

Es necesario subrayar que durante la primera década de existencia de la UCR resultaba difícil percibir una idea de comunidad, pues persistía el arraigo de cada escuela y facultad a su antigua independencia. Además, la distancia física que separaba a los diferentes edificios de la Institución limitaba las posibilidades de construir una visión en común.

Por este motivo, la Universidad enfocó rápidamente sus esfuerzos en la construcción de sus primeros edificios, ubicados donde actualmente se sitúa el Poder Judicial. Sin embargo, como se ha podido observar en anteriores entregas en Ventana U, esta ambición se vio truncada por los severos problemas que mostraron dichas edificaciones.

Aunque podría parecer que este fue un conflicto entre las autoridades de la UCR y la empresa constructora, la participación del estudiantado permitó advertir dichos inconvenientes a tiempo. En 1943, un grupo de estudiantes de ingeniería denunció la mala calidad de los ladrillos utilizados en la edificación que les correspondería. Gracias a esta revelación, el Consejo Universitario pudo pedir explicaciones a la empresa Adela Viuda de Jiménez e Hijos.

Estudiar en tiempos convulsos

Durante la década de 1940, tuvo lugar una serie de acontecimientos que impactarían a los siguientes decenios. Aunque este periodo se encuentra marcado por conquistas, como el Código de Trabajo y la inclusión del Capítulo de Garantías Sociales en la Constitución Política, también fue escenario de fuertes tensiones políticas.

En particular, la falta de transparencia atribuida a los procesos electorales se convirtió en un fuerte argumento de disputa. A este se le sumaron las repetidas acusaciones de corrupción que cayeron sobre los gobiernos de este decenio.

Progresivamente, la población comenzó a dividirse en dos bandos. Por un lado, estaban quienes se identificaban con el gobierno de turno y el partido Vanguardia Popular y, por otro lado, estaban los que los adversaban, es decir, sectores ligados a León Cortez y grupos como el Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales. Esta polarización se convirtió en violencia política y en confrontaciones entre ambos bandos.

La UCR no se escapó de estas hostilidades, pues docentes y estudiantes mantenían fuertes vínculos ya fuera con el gobierno o con los sectores opositores. Esto conllevó a enfrentamientos que escalaron en intensidad ‒inclusive‒ hasta la violencia física y verbal. Lo anterior resultaba especialmente grave en una institución que seguía sin poder consolidar objetivos comunes para todas las unidades académicas.

Como resultado del convulso ambiente social de la década de 1940, el país experimentó una guerra civil con pérdidas humanas y materiales. Muchas de las personas implicadas en el bando perdedor tuvieron que abandonar sus lugares de estudio y de trabajo, por el temor de posibles represalias como las vistas en el crimen del “Codo del Diablo”.

La vida universitaria no escapó de las consecuencias de este conflicto, pues profesores y estudiantes fueron perseguidos por sus filiaciones políticas. Así, a las dificultades de estudiar en esta época, se sumó el riesgo de sufrir agresiones por la vinculación a una agrupación política.

Al llegar la década de 1950, la Universidad de Costa Rica había logrado una década de existencia, entre luchas y desafíos. Sus primeros estudiantes comenzaron a integrarse a una sociedad que veía la utilidad de formar más y mejores personas profesionales. La institución que había luchado por sobrevivir, ahora debía responder a los retos de un país en plena transformación.

©2021UCR     Tels: 2511-5290 / 2511-5287     Setiembre 2021