Un museo sin edificio: la lucha continúa

Daniel Villalobos Moya
Bachiller en periodismo, Universidad de Costa Rica
Asistente del Museo de la Universidad de Costa Rica

El Museo de la Universidad de Costa Rica (Museo UCR) ha sido honrado con la valiosa y central tarea de recordarnos constantemente lo que hemos logrado como comunidad universitaria. Está en la capacidad de recopilar los logros alcanzados como un centro de enseñanza público, permite descubrir aspectos de nuestra institución que de otra forma estarían perdidos en el tiempo, pero −sobre todo− el Museo es un espacio donde todas las personas que conformamos la Universidad de Costa Rica (UCR), podemos encontrar valor en nuestras labores, descubrimientos y creaciones.

A pesar de su importancia y responsabilidades tan amplias, en sus más de 20 años de funcionamiento, el Museo UCR nunca ha tenido un espacio físico propio. Ya sea desde su concepción en 1999 como proyecto, o desde el 2010, como unidad especial de investigación, se ha valido de espacios reducidos o alquilados, los cuales han sido inadecuados para un museo.

No hay concepto que explique de mejor manera la situación de los funcionarios del Museo UCR que el hacinamiento. Desde el 2010, operaban en el Barrio Los Profesores, específicamente en el segundo piso de una casa que compartían con el Programa de Investigación en Desarrollo Urbano Sostenible (PRODUS) y el Centro de Investigaciones en Ciencias Geológicas (CICG), aspecto fundamental para entender la realidad vivida por mucho tiempo.

Aparte de la falta de espacio en dicho lugar, los integrantes del equipo del Museo UCR expresan un malestar general en cuanto a la capacidad de desarrollar sus actividades plenamente. Mariano Chinchilla Chavarría, diseñador gráfico de esta unidad académica, comenta que tenía que compartir su oficina con prácticamente todas las secciones del museo, inclusive con estudiantes y visitantes, por lo que existían diversas distracciones; como también se creaba un ambiente de humedad y calor, condiciones que se volvían muy incómodas para trabajar. Yojina Mora Quirós, curadora de la Sección de Registro de Colecciones, es contundente sobre la falta de seguridad, tanto para funcionarios como para las colecciones, ya que estas últimas corrían riesgos por la falta de espacios adecuados, por la humedad y por la imposibilidad de recibir investigadores(as) interesados en consultarlas.

Una problemática para el Museo ha sido la dificultad para alcanzar una mayor visibilidad por no contar con instalaciones adecuadas. Eugenia Zavaleta, directora del Museo UCR, expresa que esto se puede atribuir a la falta de un edificio propio, pues la población universitaria y el público, en general, encuentra dificultades para identificarlos. Esto repercute en el posicionamiento de esta unidad académica en la Universidad y fuera de esta. Zavaleta añade: “Existe mucha limitación al no contar con espacios propios, hay que depender y acomodarse a lo que esté disponible”.

A pesar de las dificultades, no todo es inconvenientes. Tan reciente como octubre del 2022, el Museo UCR tuvo la posibilidad de mover sus operaciones a un nuevo inmueble, aunque siempre alquilado y fuera de la Ciudad Universitaria Rodrigo Facio Brenes. ¿La mejor parte? Es un espacio completamente propio. Atrás quedaron los días de hacinamiento. Actualmente, desde el inmueble ubicado 400 metros al oeste de la Facultad de Derecho, el Museo desarrolla cada una de sus Secciones −Educación, Diseño y Registro de Colecciones− en espacios independientes; mientras tanto las anteriores instalaciones en Barrio Los Profesores quedaron funcionando como bodega.

Entre las mejoras que se experimentan en este nuevo espacio, se pueden destacar las labores de registro y curaduría; si bien no las satisface por completo, representa un mundo de diferencia con respecto al anterior. Mora, muy emocionada, comenta: “Registro y conservación no tenía un espacio propio. Solo contaba con una computadora”. Ahora, cuenta con dos habitaciones, donde se puede desarrollar todo el flujo de trabajo de registro de objetos con mayor facilidad, incluida una estación permanente para escanear y digitalizar las colecciones. Otro aspecto importante para la Sección de Registro de Colecciones es que las colecciones se acopian en mejores condiciones.

La decisión de brindar un espacio más adecuado para las labores del Museo UCR era imperante, debido al crecimiento de las colecciones, las responsabilidades y compromisos asumidos y los mayores alcances que ha logrado la unidad; sin embargo, a medida que sigue creciendo y abarcando más tareas, surge la pregunta: ¿Cuándo va a tener un edificio propio con las instalaciones adecuadas para un Museo?

Zavaleta espera que los planes de la Rectoría de brindar un espacio en el edificio de la Escuela de Artes Plásticas se concreten lo más pronto posible. No obstante, aún se deben concretar dos aspectos clave: el traslado de dicha unidad académica al antiguo edificio de la Facultad de Ingeniería, y la remodelación y acondicionamiento del actual edificio de Artes Plásticas para que el Museo logre instalarse. Aunque no hay una fecha establecida, comenta que “por lo menos 3 o 4 años más hay que esperar”.

Con ansias, esperamos el día en que exista un edificio donde se puedan desarrollar exposiciones permanentes y temporales, con espacios especialmente diseñados para mostrar los años de historia de la UCR para llegar hasta donde estamos actualmente, donde se realicen talleres, conferencias, visitas guiadas, por ejemplo. Con añoranza, esperamos el día en que el Museo sea inmediatamente reconocido, por medio de una señalización que guíe hasta sus instalaciones. Pero, sobre todo, imaginamos el día en que, a través de un edificio propio del Museo UCR, la comunidad universitaria pueda tener un espacio de memoria, conocimiento, reflexión, encuentro y referencia.