Marco Díaz: la historia detrás de las fotografías

Carlos Vindas Rojas
Estudiante de Comunicación
Asistente del Museo de la Universidad de Costa Rica

Marco Díaz Segura fue el encargado de plasmar la historia detrás de cada colección por medio de la fotografía.

  • Curador examinó las 195 colecciones de la Universidad de Costa Rica.

El Catálogo de las Colecciones de la Universidad de Costa Rica, publicación del Museo de la Universidad de Costa Rica (Museo UCR), evidencia el trabajo comprometido de curadores, investigadores, docentes y estudiantes que han hecho posible la conformación de colecciones.

Marco Díaz Segura, curador de historia natural, ha sido uno de los grandes colaboradores que contribuyeron a concretar este ambicioso proyecto editorial. Bajo la idea de generar un producto visualmente agradable que generara un impacto en el público, Díaz se aventuró a trabajar en la toma de fotografías para este catálogo de colecciones.

Por eso, tuvo que conocer y examinar ampliamente las 195 colecciones de la Universidad de Costa Rica (UCR) para conceptualizar aquello que se quería presentar acerca de cada una de estos acervos.

“Fue un proceso lento y de varios años. Algunas colecciones eran prácticamente desconocidas; entonces, había que hacer un primer contacto, pedir a los curadores que nos dieran un recorrido, nos mostraran qué era lo más valioso de cada colección, cuál era su propósito, cómo querían que se mostraran a los públicos…”, contó.

A partir de estudios previos, revisión de fuentes, múltiples conversaciones con los curadores y visitas, se planteó el camino a seguir para realizar las fotografías de las colecciones mediante la comprensión de su propio contexto.

“Cada fotografía tiene una historia y un contexto; tiene que ser bastante atractiva, bastante potente en el relato para que la gente pueda motivarse más en conocer, descubrir y acercarse, que la gente no solo de la comunidad universitaria, sino de todo el país, se empodere de este patrimonio”, afirmó.

Estudiantes asistentes y compañeros(as) del Museo UCR se encargaron de acompañarlo a los diferentes sitios para brindarle apoyo durante el proceso. Cada uno de los acompañantes se apropió positivamente del objetivo de elaborar el catálogo, lo cual facilitó y, a su vez, enriqueció la dinámica de toma de fotografías. Incluso, aquellos que no podían asistir, colaboraron mediante la resolución de elementos de diseño y arreglos fotográficos.

Sin embargo, más allá de esto, se presentaron obstáculos en el camino que impedían seguir al pie de la letra el guion planteado antes de ir a fotografiar cada colección.

El trabajo en el Museo UCR le ha permitido construir un puente entre lo académico y lo social.

“Una ventaja era que muchos de los lugares ya los había visitado antes; entonces, podía tener una idea, pero no hay como estar ya en el momento, porque todo varía estando en el lugar… El color, la composición, todo eso se iba resolviendo estando ahí y, según las condiciones que teníamos, buscábamos la mejor opción para adaptarnos”, reconoció.

Viajar hasta lugares alejados del Gran Área Metropolitana, trabajar bajo la lluvia con una sombrilla para proteger la cámara, lidiar con la oscuridad de la noche, ingresar a sitios de difícil acceso fueron algunos de los retos a los que se enfrentó este curador en su labor fotográfica.

“Casi en todos los lugares había algún desafío; entonces, siempre había que buscar soluciones para poder trabajar”, dijo.

“No teníamos un gran equipo de iluminación por dos motivos: por el costo y por lo difícil que es el traslado de equipos muy grandes; entonces, había que trabajar con elementos que teníamos a la mano: iluminación de ventanas, un fondo blanco, con una tela, una pequeña luz”, agregó.

Al final, se logró un archivo de más de 3000 fotografías, de las cuales se preseleccionaron alrededor de 500 para posteriormente elegir las dos o tres fotografías más representativas por colección y ‒así‒ armar toda la ficha de información del Catálogo.

“La mayor parte de la población universitaria nunca ha tenido conocimiento de muchas de estas colecciones; entonces, tenemos tres fotos en el catálogo, pero también tenemos una gran cantidad de material extra que nos permite mostrarlo en otros medios, ya sea en redes sociales, exposiciones o conversatorios, para seguir alimentando el descubrimiento de cada una de estas colecciones”, indicó Díaz.

Cada colección significó un desafío distinto.

A pesar de que su formación base es la Biología, de la mano del Museo UCR, ha podido aprender de otros campos que han enriquecido su desempeño en la ardua labor de la toma de fotografías de las colecciones.

Para Díaz, el Museo UCR representa un lugar donde un grupo pequeño de personas ‒pero con múltiples conocimientos‒ logra producir distintas maneras de aprender y comunicar, al punto de lograr un equilibrio entre el arte, la ciencia y la educación.

“Es algo que realmente aprecio, porque no se queda uno en la burbuja de conocimiento, sino que permite ir más allá y experimentar nuevas maneras de interpretar el conocimiento”, aseguró el curador.

Díaz reconoce que la importancia del Museo UCR reside en el puente que representa entre lo académico y lo social, pues de manera atractiva y lúdica posibilita proyectar a la sociedad la producción científica, artística e histórica que se alberga dentro de la Universidad.

“El Catálogo es ese primer paso que permite un acercamiento a todas esas colecciones que son desconocidas y que tienen mucho potencial para educar, entretener y enriquecer el patrimonio que les pertenece a estudiantes, funcionarios, profesores y al país en general”, aseguró.

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