Ventana "U"

La docilidad imposible: acciones políticas frente a las protestas estudiantiles en la década de 1970

Lic. Carlos Garita Víquez
Asistente del Museo UCR
Historiador, docente y administrador de la educación no formal

La tensión entre el gobierno y la UCR fue retratada por varios periódicos nacionales. La Nación, jueves 3 de junio de 1971, p. 1. 

Al iniciar la década de 1970, el país enfrentó una necesidad: se requerían más universidades para atender a un creciente número de estudiantes. Sin embargo, la agitación política de aquel momento ponía otras temáticas sobre el tapete.

La universidad que mostró una nueva cara

Durante sus dos primeras décadas, la Universidad de Costa Rica (UCR) no se mostró realmente combativa frente a los gobiernos de turno. Si bien existieron algunas diferencias en el ámbito presupuestario, esto nunca escaló hacia un enfrentamiento directo. Aun cuando las personas estudiantes recurrían a la huelga a raíz de decisiones políticas que podían afectar su futuro, el posicionamiento de las autoridades universitarias durante las décadas de 1940, 1950 y 1960 fue buscar una salida negociada. Se evitaban, de esta forma, escaramuzas que pudiesen tensar las relaciones entre la Universidad y el gobierno central.

No obstante, esta cordialidad encontró un desafío en 1968, cuando la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica (FEUCR) decidió dar acogida momentánea dentro de sus instalaciones a algunas personas extranjeras que eran víctimas de acoso policial. Dar refugio a los llamados “hippies” significó una respuesta directa por parte de la federación de estudiantes ante lo que consideraban como violación de los derechos humanos.

Si bien aquel episodio no conllevó mayores consecuencias, dos años más tarde, en 1970, tuvieron lugar las protestas contra la compañía minera ALCOA. En estas manifestaciones, el movimiento estudiantil mostró su fuerza; en respuesta a esto, el gobierno desplegó una fuerte represión. Aunque las intenciones de la compañía extranjera fueron descartadas, el ímpetu y el espíritu que las protestas estudiantiles podían tener quedó demostrado.

Controlando la rebeldía: acciones políticas frente al estudiantado universitario

La chispa de la rebeldía estudiantil se mantuvo encendida después la lucha contra ALCOA. Durante los últimos días de mayo y las primeras semanas de junio de 1971, los titulares nacionales estuvieron colmados de noticias que retrataban las protestas estudiantiles a favor de una huelga que se llevó en aquellos días contra la empresa estadounidense. Sin embargo, las condiciones habían cambiado en el país, pues un nuevo gobierno había llegado al poder. Las autoridades políticas no temieron usar la fuerza policial, al punto que encarcelaron a algunas de las personas que se habían manifestado.

En respuesta al clima de tensión que se vivía, el rector de la UCR acudió a Casa Presidencial para abogar por la libertad de las personas detenidas. Dicha solicitud fue denegada por el presidente de la República (José Figueres Ferrer), quien alegó que el gobierno decidiría más tarde la suerte de las personas detenidas. Esto mostró, ante el asombro de la comunidad universitaria, que las antiguas y cordiales relaciones habían quedado en el pasado.

Autoridades universitarias tomaron determinaciones drásticas sobre medios de comunicación estudiantiles que se posicionaron en contra del Gobierno y de la compañía bananera. Diario de Costa Rica, miércoles 9 de junio de 1971, p. 9.

El interés sobre las nuevas universidades

En el siglo XX la población costarricense aumentó de manera constante: se superó el millón de habitantes durante la década de 1950. Este crecimiento trajo consecuencias, pues el sistema educativo tuvo que dar cabida a las nuevas personas estudiantes. Aunque la educación superior no alcanzaba a toda la población, la UCR se vio superada por la gran cantidad de personas que solicitaban admisión. Dada esta situación, en los primeros años de la década de 1970 el país se abocó a la creación de nuevas casas de estudios, esfuerzo que permitió la fundación del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) y la Universidad Nacional (UNA).

Sin embargo, la creación de estas dos instituciones inició una discusión sobre el carácter político que debían tener las nuevas universidades. Los medios de comunicación publicaron artículos que abogaban por el sosiego en las nuevas aulas, en medio de la consternación que habían causado las últimas protestas estudiantiles. La docilidad pretendida terminó siendo imposible, ya que tanto el TEC como la UNA protagonizaron sus propios espacios de lucha. Se mostró así que el estudiantado mantenía su voluntad de cambio social sin importar la institución donde estudiase.

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